domingo, 13 de julio de 2014

Ningún cactus lleva tu nombre pero tú eres uno de ellos

"Las rosas siempre llegan puntuales
a su funeral".

- Batania/ Neorrabioso -


Cualquiera diría que
colecciono cactus para no
olvidarme nunca de ti.
Como aquella vez que pensé
que tú eras como uno de ellos,
que algún día también te llegarían
a brotar flores
en el corazón.
Y desde entonces.
No has cambiado nada,
pero sí mi vida.

Cualquiera podría darse cuenta
de que en tu mirada vive
un infernal invierno.
¡Qué ironía!

Sólo es necesario
que entre unas cuantas palabras
tú te sigas atreviendo a mirar 
a los ojos.

Penetrar con la mirada, eso.

Como buscándote dentro de alguien
en forma de restos de historia.
Como queriendo un salva-huidas
hecho persona, en una mujer.
O en varias.
Eres en mí el pretérito imperfecto simple
que me complicó un poco la vida.

Cualquiera diría que nos conoce
y yo respondería que no nos tuvieron
ni puta idea antes
cuando éramos
algo
sin saber muy bien qué
ni quiénes,
ni ahora
que dejamos de ser.
Que nos dejamos ser libres
totalmente:cada uno por su lado.
Con sus deseos, pasiones, victorias y derrotas
personales.

Aunque vuelvas
como vuelven las tormentas de verano,
como si nada, a devastarlo todo.
Pero tú ya has perdido fuerza
y también ganas
y yo interés
y la coraza del corazón 
que llevaba puesta cuando te besaba.

Rara vez te supe besar con los ojos cerrados,
no quería perderte de vista ni un momento.
No quería perderme más de lo que ya estaba,
no quería dejar de encontrarme 
en alguien distinto a ti
pero, al mismo tiempo, no podía frenar las ganas
de querer salir huyendo.

Y huí.

Al final huí
besando un nuevo precipicio,
encontrando el aire que necesitaba
en el cielo de otra boca.

Rara vez te abracé fuerte 
por si eras como el cristal y te rompías,
no por miedo a cortarme,
no por miedo a tener mil heridas a tu nombre.

Miré más por ti
que por mí.
Porque si tú estabas bien
yo también sabría cómo estarlo.

Pero no supimos estar juntos
ni hacernos reír lo suficiente
para intentar salvarnos.

Cualquiera diría que
colecciono cactus
para no olvidar lo poco
que nos cuidamos
y lo fuertes que somos.

Tiramos tanto de distancia
estando tan cerca
que nos convertimos en trenes de paso,
en vacaciones de invierno sin maletas,
en una incomprensión de horarios,
en seres volátiles en el planeta,
en abrigos de abrazos que no abrigan nada,
en soledad encubierta de sensualidad,
en frío interno,
en palabras que anuncian la tristeza,
en derrumbe,
en agujeros negros en la mirada,
en amor caducado
antes, si quiera, de conocer nuestra magia.




María Isabel GS
(@marisitags)